viernes, julio 08, 2005

Judith Miller y la libertad de prensa

En EEUU, el debate entre libertad de prensa, protección de las fuentes, confidencialidad y credibilidad es bastante antiguo. James Madison, uno de los redactores de The Federalist, escribió y defendió la Primera Enmienda para la defensa de la libertad de prensa, que se incluyó en 1791.

Su redacción original es la siguiente:

  • Enmienda I. El Congreso no creará ley alguna respecto a la religión, ya sea prohibiendo su libre ejercicio o coartar la libertad de expresión, de la prensa o el derecho de las personas para reunirse en paz, ni en cuanto a la petición para el gobierno de reparar todo agravio.

Todavía hoy algunos gobiernos temen que esta libertad se vuelva en su contra y tratan de imponer una cierta hegemonía interpretativa de los acontecimientos.

Los gobiernos de las democracias contemporáneas viven inexorablemente unidos al sistema de medios de comunicacion, que son parte fundamental de la revisión contradictoria de los actos del ejecutivo. Una sociedad informada es una sociedad fuerte, que respeta los actos ejecutivos y que protesta cuando no está de acuerdo. Por otro lado, al calor de las manifestaciones populistas, he oído que el gobierno tiene que hacer lo que diga la opinión pública. No estoy de acuerdo. En un sistema democrático representativo, es tarea del ejecutivo gobernar, porque si cada medida tiene que pasar el control del referéndum popular caminanos hacia una democracia directa... que no funciona desde la Atenas de Pericles. Por algo será.

El caso de Judith Miller es sintomático. Una periodista tendrá que pasar cuatro meses en una cárcel porque se ha negado a revelar sus fuentes. Yo le apoyo.

Cuando un periodista toma contacto con una fuente oficial y promete confidencialidad, hay que sostenerla a toda costa. La revelación de secretos, en la medida que no afecta a la seguridad, la salud pública y poco más, es lo que nos queda del tiranicidio... que en sentido estricto no es más que echar abajo al tirano.

El compromiso del periodista es con la opinión pública... no con los gobernantes. Lo siento.