¿Es que W.Bush es marxista?
Si creemos a los conservadores, el hecho terrorista tiene su origen en las ideas y en la religión. Los países alejados de la herencia de la Ilustración y de las ideas occidentales
Como resultado, los países árabes están desestructurados, hay desempleo, no hay libertades, etc. La culpa transferida a EEUU como el gran satán que ha arrasado con su Modernidad.
Su antecedente bíblico es el evangelio de San Juan: el verbo se hizo carne. Pero este discurso suena más a xenófobo que a científico y recuerda a la misión civilizatoria de Carlyle.
En cambio, si dejamos que los progresistas hagan una interpretación marxista, la contradicción emerge. Habría miles o millones de terroristas, sobre todo en África, dispuestos a hacer volar por los aires los países occidentales. El problema, además, se presenta con los datos: los terroristas del 11-S, 11-M y 7-J no procedían de clases bajas o desesperadas. Como ha informado The New York Times con datos de Marc Sageman, antiguo agente de la CIA, entorno al 75% de los terroristas proceden de las clases medias o medias altas. El 65% había superados los estudios de bachillerato y el 75% de éstos estaban empleados en tareas relacionadas con la ciencia y la ingeniería. Lejos de estar anclados en su cronotopo, los terroristas son personas globalizadas, que han nacido en un país, pero viven en otro, hablan varios idiomas y han recibido una educación internacional.
Una última interpretación es el islam globalizado de Oliver Roy. Los conflictos del terrorismo islámico son propios, y no ajenos, de los procesos de globalización. Son una suerte de rebeldes utópicos, hijos del 68, que han ocupado el espacio público del marxismo europeo y que identifica los mismos enemigos, como son el imperialismo y el capitalismo. Es el imaginario revolucionario en estado puro: ¡revolución o muerte!.
Como resultado, los países árabes están desestructurados, hay desempleo, no hay libertades, etc. La culpa transferida a EEUU como el gran satán que ha arrasado con su Modernidad.
Su antecedente bíblico es el evangelio de San Juan: el verbo se hizo carne. Pero este discurso suena más a xenófobo que a científico y recuerda a la misión civilizatoria de Carlyle.
En cambio, si dejamos que los progresistas hagan una interpretación marxista, la contradicción emerge. Habría miles o millones de terroristas, sobre todo en África, dispuestos a hacer volar por los aires los países occidentales. El problema, además, se presenta con los datos: los terroristas del 11-S, 11-M y 7-J no procedían de clases bajas o desesperadas. Como ha informado The New York Times con datos de Marc Sageman, antiguo agente de la CIA, entorno al 75% de los terroristas proceden de las clases medias o medias altas. El 65% había superados los estudios de bachillerato y el 75% de éstos estaban empleados en tareas relacionadas con la ciencia y la ingeniería. Lejos de estar anclados en su cronotopo, los terroristas son personas globalizadas, que han nacido en un país, pero viven en otro, hablan varios idiomas y han recibido una educación internacional.
Una última interpretación es el islam globalizado de Oliver Roy. Los conflictos del terrorismo islámico son propios, y no ajenos, de los procesos de globalización. Son una suerte de rebeldes utópicos, hijos del 68, que han ocupado el espacio público del marxismo europeo y que identifica los mismos enemigos, como son el imperialismo y el capitalismo. Es el imaginario revolucionario en estado puro: ¡revolución o muerte!.
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