martes, septiembre 12, 2006

Hacia una nueva sociología de la comunicación


En 1983, Umberto Eco publicaba La estrategia de la ilusión, un libro que proponía la recepción crítica de las informaciones. Superada la dicotomía entre apocalípticos e integrados, el profesor italiano explica que los grupos de poder, los políticos, los educadores, los libertadores, los utópicos, los científicos y los periodistas se han contentado con dominar dos de los momentos más importantes de los procesos de comunicación: la fuente y el canal.

Si la fuente es de confianza y tiene un alto grado de credibilidad entre la audiencia, obtendrá el éxito esperado. Asimismo, si cuida el canal y elimina el ruido, el mensaje llegará limpio y sin distorsiones. Las estrategias de comunicación, entonces, se resumían en el control de la dirección de un periódico o de una televisión. La dictadura eleva y condena a periodistas, según el antojo del político de turno.

Eco proponía una revolución silenciosa, que tuviera lugar justo en el tiempo y en el lugar al que llega la comunicación. Los poderes podían controlar la fuente y el canal, pero la recepción del mensaje y su interpretación eran absolutamente libres. La guerrilla semiológica tendría como objetivo complementar los procesos comunicativos y discutir el mensaje con los destinatarios. Junto a la reinterpretación, aparecerían formas no industriales de comunicación que no estarían contaminadas por la corrupción política.

La estrategia de la guerrilla ha sido válida mientras que la comunicación ha sido vertical y jerarquizada, pero la globalización de la información y las telecomunicaciones ha transformado sustancialmente el panorama. La nueva guerrilla 2.0. consiste no sólo en la reinterpretación de los mensajes emitidos por los departamentos de marketing, publicidad y relaciones públicas de los partidos políticos y las empresas privadas, sino en la elaboración por uno mismo de los mensajes informativos. Detrás del uso y abuso de los correos basura, se adivina una sociología diferente, una manera distinta de acercarse a los medios de masas.

Los blogs, las listas de correo, las revistas alternativas cambian el paradigma de la comunicación, en la medida que por primera vez en la historia, los comunicantes no necesitan los intermediarios para recuperar la conversación. Confían su información generalista a los portales de Internet, así como a la información horizontal procedente de blogs, comunidades virtuales y otras formas de comunicación. Lo que no aparece en Google, sencillamente, no existe. La información escrita por la prensa tradicional es una mercancía intercambiable sin apenas valor de uso, que mide la capacidad de satisfacción de una demanda, pero sin valor en el mercado. La sociedad ha cambiado y ya no se demanda un periódico estandarte por el que se abona una cantidad de dinero y que predica la verdad de arriba hacia abajo. Se prefieren las píldoras, más ligeras y más directas, mezcladas con la visión personal de los blogueros y los fanzines, porque la información es audiovisual y gratuita. Mención especial merece la Wikipedia, enciclopedia de acceso libre, escrita y actualizada por internautas que entregan su tiempo a la redacción de artículos de manera altruista. No existe un editor (aunque sí un revisor de los textos) que indique los plazos y la orientación de la colaboración, sino que cada cual escribe sobre lo que conoce y a su manera. Sólo en español ya hay más de 136.000 artículos disponibles. Quien discute ahora el rigor científico del articulado no es, desde luego, un nativo digital.

Los blogs y las listas de correo significan una vuelta a la modernidad de la conversación cara a cara que imperaba antes de la invención de la imprenta. En estos tiempos, las bitácoras personales y el correo electrónico recuperan formas de acción e interacción de la vida social y tiene consecuencias sobre la naturaleza del poder y la visibilidad en la esfera pública. El discurso del blog se sostiene por la confianza que tienen los lectores depositada en el autor, que libre de las imposiciones de la compañía editora, opina, redistribuye e informa de los asuntos de la vida pública. El autor, en sintonía con el público, mantiene pequeñas conversaciones en los comentarios. Si no hay diálogo, no es una bitácora, es una página personal, un dietario o un cuaderno de notas.


Más en el wikiinforme de Escolar.net y en varios artículos de Periodistas 21.