jueves, octubre 12, 2006

Anna

Han pasado unos días desde la muerte de la periodista Anna Politkovskaya y desde entonces estoy dándole vueltas a la cabeza sobre cómo escribir este post. Es que es triste. Resulta que levantar la voz en democtadura de la Madre Rusia te cuesta la vida. No en sentido figurado, sino tiro en la nuca. De eso sabemos bastante en España. Por eso no he publicado hasta hoy.

¿Cómo es posible que toleremos tanto a Putin? ¿Qué estamos recibiendo a cambio? Sí, ya lo sé. Energía (petróleo y gas) y cordón sanitario (¿terrorista? ¿inmigrantes?). Lo que me pregunto si es rentable para el sistema democrático europeo continúe funcionando.

Lamentaré como lector que los escritos de Anna hayan desaparecido, pero todavía más me aflige comprobar que las democracias europeas estamos dispuestas a todo con tal de mantener nuestro estatus. Si no, que pregunten a Gerhard Schröder por qué ha aceptado un puesto destacado en una de las compañías energéticas más importantes de Rusia.