Los ciudadanos catalanes están hartos

Por fin se han celebrado las elecciones catalanas. La verdad es que llevamos un año y medio de monotema y esto estaba siendo insoportable. A mi modo de ver, los resultados arrojan varias lecciones para la clase política.

La gente está harta. La participación es ínfima y, en mi opinión, casi deslegitima las instituciones. Casi uno de cada dos ha pasado literalmente de acercarse a las urnas. No me vale la excusa de que era miércoles y festivo. Es que se han perdido más de seis puntos porque la gente quiere que la clase les solucione los problemas, no que los multiplique.

Gana CiU. La sociedad catalana es moderadamente nacionalista y, sobre todo, burguesa. Que no me toquen el dinerito y que no me fastidien en exceso con impuestos. Paradoja: medio punto porcentual más, un millón de votos menos, dos escaños más.

El PSC ha pegado un resbalón importante. Supongo que Maragall estará contento, porque ha demostrado su poder. Aunque Montilla no sea el único culpable, tendría que hacérselo mirar. También ZP, que ha implicado como nadie.

ERC pierde. Normal. La gente está harta de que el señor con bigote le insulte y que sea dogmático. No. A los electores no se les puede engañar siempre. Sin fondo, la palabra queda vacía.

El PP ha aprobado por los pelos. Con las ayudas que recibe de Madrid… suficiente hace Piqué.

Gana ICV-EUIA. Crece porque son de izquierdas y moderados en su discurso. No agobian a nadie con “nos oprimen”, sino que van poquito a poco conquistando el terreno de ERC.

Gana Ciutadans. Muy interesante. A pesar de no contar con apoyo mediático. Es un partido antisistema y ha ganado tres escaños. ¿Por qué? Porque le habla a la gente que está cansada de que le cuenten la película del Estatuto una y otra vez. Son tres escaños muy importantes y que, si no se desvirtúan, como actuar como conciencia de buena parte de la sociedad catalana. Ya veremos cuánto dura el “antisistema”.

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