Medios y lecciones de la revuelta iraní
El diario The New York Times publica una nota sobre los efectos de los medios en Irán. Suele suceder que cuando acontece un hecho de esta magnitud, enseguida, se habla del fin de la historia, de la muerte de no sé qué medio y el auge de otro. La curva de difusión de la tecnología sugiere que las cosas no son como uno quiere, sino como la mayoría quiere.
Comparto con NYT algunas lecciones que nos deja la revuelta iraní:
1.- Las fuentes. Son la base del periodismo. Sucede que ahora Twitter, las redes sociales y son fuentes que hay que conocer y manejar. El concepto de veracidad está en entredicho, porque se trata de la visión subjetiva y personal de un actor o de un participante. Si conoces esto y lo explicas a tus lectores, ¿qué hay de malo en usarlo? La verificación no pasa por la selección de fuentes exclusivamente oficiales (empresas de comunicación, agencias, organizaciones e instituciones públicas).
2.- Las corresponsalías. ¿Qué valor aportan a la empresa de comunicación? ¿cómo y cuándo en sistemas no democráticos? En Irán, los visados de los periodistas oficiales han sido “no renovados”. Afortunadamente, no pueden hacer lo mismo y silenciar a todos los ciudadanos, que sólo necesitan un teléfono móvil. El video de Neda es ya universal.
3.- Veracidad. El concepto cambia y habrá que ver cómo evoluciona. De momento, volvemos a la intuición: si Twitter detecta MUCHOS updates en un mismo espacio geográfico, debe ser que lo que cuentan es cierto. Aquí cuenta la idea de reputación y la gestión de la identidad online. Está fuera del control de los medios, ya que son los propios lectores quienes deciden. Dos indicadores pueden ser los followers de Twitter o los comentarios generados en cada entrada de blog.
4.- Calidad. No es relevante. Aunque hay supuestos límites y no se emite/publica todo lo que llega (0,2% en iReport.com de CNN), prima el tiempo real, la sensación de directo.
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